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Diez años han pasado desde que entró en vigencia el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA), y sus impactos ambientales y sociales siguen siendo tema de ásperas discusiones. En ningún ámbito esto es más cierto que en el área del comercio agrícola, en general, y en el comercio de maíz, en particular. Si bien nadie cuestiona el que las cifras muestran un aumento significativo de las exportaciones de maíz de Estados Unidos a México a contar de 1994, muchas opiniones aún apuntan a que el acuerdo en sí mismo no es responsable de buena parte de los cambios que han tenido lugar. Los impactos ambientales y sociales son objeto de los debates más encendidos. ¿Qué porcentaje de los costos ambientales derivados de la mayor producción de maíz de Estados Unidos debiera adjudicarse al NAFTA? Aunque la mayor parte de los analistas concuerda en los elevados costos ambientales de la producción de maíz de Estados Unidos, existe controversia en torno a la influencia del NAFTA. En México, el debate se centra en la amenaza a la biodiversidad agrícola que afecta al maíz. Si bien algunos expertos afirman que las bajas en los precios de producción y la menor envergadura de programas de apoyo gubernamental amenazan con generar un abandono de la producción tradicional de maíz, con la consiguiente pérdida de diversidad, otros sugieren que los productores tradicionales se mantienen en sus tierras y que la diversidad del maíz no está amenazada.

La importancia del maíz

El maíz es un producto agrícola de suma importancia en ambos países. En Estados Unidos, el maíz es uno de los cultivos más importantes, con ventas anuales en torno a los US$17 mil millones, equivalente al 9% del valor total de la producción agrícola4 . Es el producto agrícola de mayor valor y representa más del 25% del total de recaudaciones agrícolas en los estados de Iowa, Illinois e Indiana, el centro del llamado “cinturón del maíz”; además, figura entre los dos o tres principales productos agrícolas de varios estados vecinos5 En términos de la superficie cultivada a nivel nacional, el maíz es similar al poroto de soya y supera por mucho a todos los demás cultivos: el maíz ocupa 28 millones de hectáreas, más del 20% de la superficie cultivada de Estados Unidos, o cercana al 3,7% de la superficie total del país, considerando solo los 48 estados contiguos. El maíz y la soya, por lo general, se cultivan en rotación; en conjunto abarcan más del 40% de superficie cultivada, o un 7,5% de la superficie de los estados contiguos.

Las exportaciones de maíz representan prácticamente un 20% del maíz cultivado, o US$ 5 mil millones en ventas7 . Estados Unidos es lejos el mayor productor y exportador de maíz del mundo, con un 40% de la producción mundial y un 66% de las exportaciones mundiales, correspondientes al año 1999. Ese mismo año, México alcanzó el 3% de la producción mundial, y el 7% de las importaciones mundiales8 . En 2002, México fue el segundo destino comercial del maíz de Estados Unidos, solo superado por Japón, con una participación del 11% de las exportaciones de Estados Unidos. En México, la producción de maíz representa más de dos tercios del valor neto de la producción agrícola. El maíz abarca la mitad del total de la superficie destinada a todos los cultivos. Prácticamente 3 millones de personas trabajan en el cultivo del maíz, más del 40% de la fuerza de trabajo del sector agrícola o cerca de un 8% del total de la fuerza laboral de México9 . Estas cifras equivalen a unos 18 millones de personas. México es el segundo país en consumo anual per cápita de maíz (127 kg), después de Malawi10 . La pauta de consumo en México es distinta de la de Estados Unidos y otros países industrializados, ya que el 68% de todo el maíz se utiliza directamente como alimento. Considerando el mundo en su totalidad, solo el 21% de la producción total de maíz se consume como alimento. En países industrializados, incluyendo a Estados Unidos, el maíz se usa con mayor frecuencia como forraje o como insumo industrial, tendencia que recién comienza a aparecer en México. En México, el maíz es el alimento básico para el consumo humano. Según un estudio, en promedio cerca del 59% del consumo humano de energía y el 39% de proteínas proviene del grano de maíz consumido como “tortilla”11 . Cinco mil años de domesticación del maíz han generado más de 40 especies de maíz, todas destinadas al consumo humano. Por el contrario, en los últimos cien años, los países industrializados se han especializado en producir variedades de maíz para el consumo animal y el uso industrial12 . México es el hogar ancestral del maíz, y posee una diversidad genética única e insustituible en sus variedades, conocidas también como razas locales. La mayor parte de la producción de maíz del país proviene de razas locales tradicionales, cultivadas por pequeños agricultores a partir de las semillas que conservan de sus propios cultivos y a partir del intercambio de semillas con otros campesinos de sus comunidades13 . Este tipo de conservación in situ de los recursos genéticos del maíz se considera esencial para la seguridad a largo plazo de este importante cultivo alimentario, que tiene un especial valor económico, dado que funciona como la base de la reproducción de cultivos.

Referencia de Noticia:https://www.bu.edu/eci/files/2019/11/NadalyWise.pdf

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